En estos tiempos de
cambios incomprendidos y de discursos opositores asesorados por el trasnoche
(utilizando la energía eléctrica para ver sus telenovelas mexicanas y programas
de tv basura), de quienes se oponen por oponer (en el lenguaje del viejo Marx
el buen burgués), afirmando que este
proceso no trae cambios y menos que trabaja por los más necesitados.
En palabras de Camilo Katari[1]
“para el buen burgués que lo tiene todo, nunca
será aceptable que el Estado invierta en el desarrollo humano (en este caso
hablaremos de llevar energía eléctrica a las comunidades y municipios de
Bolivia), esta característica –lo humano- no entra en su praxis cotidiana. Para
el buen burgués el ser humano no es más que una pieza en la generación de su
riqueza, así no hemos evolucionado mucho desde las viejas sociedades
esclavistas”.
Según
el informe de gestión del Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia en los
gobierno neoliberales (1960-2008), se invirtió 1.887 millones
$us, significando 38.5 millones de $us por año; todos dirían que es buena, pero
comparando con los años de la Revolución Democrática Cultural o Proceso de Cambio
la figura cambia. En 8 años de nacionalización (2009-2017), se ha invertido $us 2.980
millones significando $us 372.5 millones por año. Si nos
vamos al nivel departamental; en Chuquisaca en la gestión del Gobernador
Esteban Urquizu se habría beneficiado a 1337 Comunidades; con una inversión 350.261.914
Bs.
Esta lógica de llevar
electricidad es valorada por los organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas o el
Banco Mundial quienes enfatizan que el “acceso a los servicios energéticos modernos
como un instrumento más, para la reducción de la pobreza y la evolución de las
condiciones de vida de la población mundial”[2] es
decir que llevar electricidad a los municipios y comunidades mejora la calidad
de vida viéndose reflejada en la educación y la salud por citar algunas.
Ahora bien, hablando
con los beneficiarios de las obras de electrificación destacan de forma
positiva la posibilidad que niños y niñas tienen de ampliar sus horas de
estudio hasta la noche; también resaltan un mejor y mayor acceso a la
información a través de las tecnologías de la información, pudiendo asegurar
que el recurso eléctrico ayuda a expandir las capacidades formativas de los
estudiantes del medio rural, y presenta todavía potencial para mejorar tanto la
calidad educativa como la capacidad de comunicación de la sociedad rural.
Esta apreciación viene
respaldada por diversos estudios apuntando los impactos positivos del acceso y
uso de la electricidad en la calidad de vida de los hogares rurales[3]. Otros
aportes enfatizan la evolución de las condiciones de salud (recuperación de la
capacidad respiratoria y problemas visuales) de las familias como resultado del
empleo de electricidad y la disminución del uso de otras fuentes de energía
como la leña o el carbón vegetal[4].
Históricamente el ser
humano ha buscado la representación auténtica de un mundo ideal en el que
vivir, lo que ha terminado por dar sentido a las acciones colectivas de
búsqueda de mejores condiciones de vida, algo que al "buen burgués" hoy no le gusta.
[1] Camilo Katari el buen Burgués y las
"canchitas" (https://www.facebook.com/RevistaElGatoNegro/posts/1516883538332482:0)
[2] Organización de las Naciones Unidas. Resolución
A/RES/65/151: Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos. New York,
2010
[3] COOK, P. Infrastructure, rural electrification and
development. Energy for Sustainable Development, 2011, nº 15, p. 304-313.
[4] SILWAL, A. R., y McKAY, A. Cooking
Fuel and Respiratory Health: Evidence from Indonesia. Working Paper
Series-University of Sussex, 2014, nº 72, 22 p.